domingo, 21 de abril de 2013

Selene, diosa de la Luna







Selene (Σελήνη, "luna") era la diosa griega de la luna. Su nombre está conectado con “selas”, luz en griego. A Selene se la representa como a una mujer de rostro pálido y vaporoso túnicos o velos, con una media luna sobre la cabeza, conduciendo un carro de plata tirado por bueyes blancos (o según Homero, por caballos) o montada sobre éstos y a veces portando una antorcha.


Los poderes de la diosa Selene estaban derivados de su asociación con la luna. En los tiempos antiguos, el sol y la luna eran a menudo deidades igual de poderosas. La luna a menudo era representada como una diosa debido a que la luna parecía estar embarazada y dar a luz a una nueva luna cada mes. Como diosa de la luna, Selene era la patrona de la feminidad. Se creía que tenía el poder de aliviar los partos e inspirar amor. Protectora de la mujer, (sobre todo en los partos) su fertilidad y de los niños pequeños; en la Tierra. También se creía que Selene tenía el poder de enmascarar la realidad y, por el contrario, de destruir la ilusión.


Influye en las mareas ya que el movimiento periódico y alternativo de ascenso y descenso de las aguas del océano se produce por la atracción del Sol y de la Luna. La Luna, simboliza a la madre naturaleza, es el principio femenino – pasivo por excelencia. El Sol transmite energía, la luna la absorbe y asimila. El ciclo lunar dura en promedio 28 días y medio coincidiendo con el ciclo femenino.
Tiene un diámetro de un cuarto del de la Tierra y es por lo tanto, sólo una diminuta mota de polvo en el universo.


Después de que su hermano Helios hubiera terminado de cruzar el cielo, Selene se alzaba mientras la noche caía sobre la tierra.

En el arte, Selene era representada como una mujer hermosa de rostro pálido, conduciendo un carro de plata tirado por un yugo de bueyes blancos o un par de caballos. A menudo era mostrada montando un caballo o un toro, vistiendo túnicas, llevando una media luna sobre su cabeza y portando una antorcha. 

Selene y Helio determinan la temperatura del aire y se les atribuye relación con la sanación y la curación.


Se le conocen muchos amores. De Zeus tuvo una hija, Pandia. En Arcadia fue amante del dios Pan, quien le había obsequiado una manada de bueyes blancos.


El “selenio” (elemento químico) fue bautizado en su honor.


Aunque con el tiempo fue suplantada en gran medida por Ártemis o Artemisa como diosa de la Luna. Selene pasó a ser una personificación del propio satélite lunar. En la medida en que era suplantada por Ártemis, Zeus o el titán Pallas eran considerados sus padres.
Selene pasó a formar parte de una tríada compuesta por Ártemis, Selene y Hécate en la cual representaban la Luna Creciente, La Luna Llena y la Luna Decreciente/Nueva respectivamente, simbolizando así los tres aspectos de la diosa: Doncella, Madre y Vieja/Hechicera.


Selene fue seducida y engañada por el dios Pan, y tuvo con Zeus tres hijas, entre ellas Pandia, la diosa de la Luna Llena. Al parecer cometió la imprudencia de enamorarse de un humano. Para encontrarla solo hay que mirar al cielo y si no está muy encapotado, resulta fácil de ver. 


En la mitología griega pre-olímpica Selene era hermana de Helios, el Sol, y una vez que éste abandonaba el firmamento ella, recién bañada en las aguas del Océano que circundaba la Tierra comenzaba a recorrer el firmamento montada en su carro de plata.
También se la consideraba hermana de Eos, diosa de la aurora, a la cual, como en el caso de la propia Selene, se le atribuían amores con un mortal: Cefeo o Titón en el caso de Eos y Endimión en el de Selene.

En la mitología romana Selene era la diosa Luna, que al igual que Selene lo fue por Ártemis, se la suplantó en gran medida por la diosa Diana. En el Monte Palatino había un templo dedicado a "Luna Noctulica", ("Luna que brilla en la Noche") y se celebraban festivales en su honor el 31 de Marzo, el 24 y el 29 de Agosto.

Las múltiples caras de la Luna, constantemente en cambio han fascinado al hombre desde siempre, siendo fuente de innumerables mitos y leyendas.

La leyenda cuenta que Selene se enamoró del hermoso Endimión, un pastor o cazador (o un rey de Elis en la versión de Pausanias) de la región de Caria, al que una noche divisó durmiendo en la cima del monte Latmo.



Selene y Endimión





"El Mito de Selene y Endimión" de Nicolás Poussin (Pintor francés 1594-1665).




Durante las noches, después de sus tareas diarias en el campo, Endimión buscaba refugio en una cueva que le servía de morada, pero si el tiempo era bueno, se dormía desnudo en la puerta al aire libre, a la intemperie. Endimión contemplaba a Selene y su corazón se nutría de un amor silencioso, hasta caer dormido. Selene por su parte, no sabía del gran amor que le inspiraba al pastor, pero una noche que bajó a la tierra, lo vio dormido, desnudo y lo amó con intensidad, sin despertarlo. Así, dormido él y ella despierta, se amaron por mucho tiempo. 

La diosa ignoraba la fascinación del pastor hacia ella y él tampoco sabía que durante sus sueños, era el objeto del amor de la diosa. Hasta que una noche Endimión despertó durante el acto amoroso y se enteró de que era el amante de la diosa. Ambos se confesaron su amor recíproco, su más íntimo secreto y la felicidad los embargó profundamente. 

Pero entonces entró un temor en él, ya que había pasado el tiempo y su cuerpo comenzaba a marchitarse. Le pidió a Selene que en virtud de su poder divino, le concediera la juventud eterna, para poder amarla siempre de esa manera. 

Ella recurrió a Zeus y este decidió que Endimión no sufriría el paso del tiempo mientras estuviese dormido y solo envejecería durante la vigilia. 

Endimión le hizo prometer a Selene que lo acompañaría siempre mientras durmiera. De ese modo durante sus sueños él no envejecería y despertaría siempre feliz, aún cuando ella no estuviera para cuando eso sucediera. 

Posteriormente el papel de divinidad lunar es retomado por Artemisa, hermana gemela de Apolo. Nacida de los amores de Zeus con una mortal, Latona. En su origen Artemisa era una divinidad de la naturaleza, en particular de los animales salvajes. Con el tiempo se fue asimilando a una diosa de la fecundidad, protectora de las embarazadas (según algunos mitos, ayudó a su madre en el parto de su gemelo) y posteriormente (al igual que su hermano Apolo se consideraba dios del Sol) empieza a aceptarse como divinidad lunar. Al igual que el astro, era considerada pura, fría y casta. La paradoja de la diosa madre virgen sigue siendo recogida posteriormente por el cristianismo. En la iconografía cristiana, la Virgen María aparece a menudo representada apoyada sobre un creciente lunar, símbolo de la castidad. 

No se cuenta ningún final para esta historia y se presume que ellos continúan amándose en algún rincón remoto del universo.










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